La subasta del Montero

El pintor peruano Luis Montero (Piura, 1826 - Lima, 1869) tuvo un periodo muy afortunado en Cuba (Ca. 1856 - 1859). Estando en Florencia, partió en alguna fecha de 1855 o 56, camino a Puerto Príncipe y de allí pasó a La Habana, donde instaló un taller obteniendo gran reconocimiento y encargos de la aristocracia cubana. El virreinato duró mucho más tiempo en la isla si se compara con lo que duró en el Perú, por lo que, mientras que cronológicamente, en nuestro medio Montero pertenece a los estudios republicanos peruanos del siglo XIX, en Cuba, pertenece a los estudios virreinales. Curiosa anacronía o coincidencia de diferencias políticas y sociales. Al respecto de esta época de Montero en Cuba ya he escrito un artículo detallado en la revista Voces (pueden leerlo cómodamente en la plataforma Isuu dando un click a la imagen de abajo).
No se conoce mucho del paso de Montero en Cuba (unos tres años, hasta alrededor de 1860) , salvo lo que escribe, quien se ha convertido en su biógrafo histórico, por haber transcrito de fuente primaria (el relato del propio artista) un artículo cuyo epígrafe fue genial: "Luis Montero, pintor de la Academia de Florencia"; me refiero al argentino Vicente G. Quesada. El texto es de 1868. Allí pueden encontrar la literatura al respecto. Se da cuenta incluso de algunas de las pinturas que Montero hizo en la isla caribeña. Yo he descrito esa estancia de Montero en Cuba como su época dorada. Obtuvo reconocimiento, éxito, dinero (ganó, además, una lotería) y conoció a quien se convirtió en su esposa, Juana López. Uno se pregunta a la luz de los hechos y a la distancia histórica ¿para qué regresó al Perú, donde solo lo esperaba el sufrimiento? Curiosamente, si Montero no hubiera vuelto, no habría partido a Florencia por tercera vez y no hubiera pintado Los funerales de Atahualpa (1862-1867) la que se considera su gran pintura (obra maestra). Sin embargo, para mí, Montero no necesitaba hacer semejante cuadro para demostrar que era un gran pintor. Montero alcanzó prestigio primero con La venus dormida de 1849 (hoy en el MNAAHP), primer desnudo de América; es decir, demostró su calibre, y luego llevó a Cuba su pintura La limeña en la hamaca de 1855 que se conserva actualmente en Cuba.

Pero, según la cronología, la limeña en la hamaca es un cuadro realizado en Florencia en 1855 que incluso goza de crítica florentina. Entonces, qué tenemos de Montero en Cuba. Aparte de la relación de cuadros de Quesada no había nada hasta que nuevamente se difundió ese Semidesnudo de 1857 en otra publicación de El Comercio del 14 de febrero de 2012, aunque el contacto que tuve con el propietario y la obra fue mucho antes.
Y ahora conocemos esta pintura en imagen en blanco y negro. Los datos los propocionó Susan Theran en una publicación de 1999 titulada Leonard's Price Index of Latin American Art at Auction en la página 326 y disponible en Internet con las debidas restricciones aunque se puede comprar el libro digital. Yo lo hice por fines de información de subastas. También ya conocía la imagen y he estado detrás de la pintura y su paradero, pero hasta el momento sin mejores resultados.
Por esta publicación de subastas sabemos que, por lo menos, una pintura de Luis Montero entró al mercado del arte, y fue esta Painting Lesson fechada en 1860. Es decir que Montero la hizo en Cuba y de alguna forma salió a Estados Unidos y terminó en la Hart Galleries en Houston, donde se vendió el 17 de septiembre de 1995 en la irrisoria cifra (lo dice la publicación "it sold for a modest") de $ 2860,00 USD. Este tipo de cotización sucede cuando el mercado no conoce la trascendencia de los pintores ni la importancia de las obras. Si regresamos a ese año de la venta, en 1995, la crítica devastadora e incomprensible de la pintura académica peruana era brutal, pero más por ignoracia que por el verdadero valor del arte, y me refiero a lo que sabían los llamados "eruditos". Montero fue "rescatado" recién en 2000 gracias al trabajo de Roberto Amigo en Argentina y, en adelante, a una revalorización constante a nivel mundial que coincidió con lo que se ha llamado un "revival" al arte académico universal.
Hoy la pintura, del Semidesnudo bordea los $ 70000,00 módicamente, debido a su estado de conservación, imaginemos cuánto valdría este cuadro, por ahora visto en escala de grises, casi desaparecido del pintor peruano. De hecho, yo dudo que se llame "La lección de pintura", pues con ese nombre las fuentes escritas no registran ningun cuadro del artista piurano pero por aquellos años hizo una obra titulada "El artista y su modelo" del que me referí en mi tesis "ciegamente" porque no tenía idea, ni la tengo, de cómo será tal óleo pues muchas veces se escribe de las pinturas únicamente por los relatos escritos. Además, no estoy seguro que este cuadro será el que refieren los textos.
Aquí regresamos al tema del cuadro "monócromo" (por la imagen que disponemos): un ambiente aristocrático, tal motivo sería desfasado en 1860 aquí en Lima, también en Florencia, pero era acorde en Cuba. Por otro lado, si comparamos el vestido de La limeña en la hamaca con el vestido de la "aprendíz de artista", casi es la misma solución artística. El tamaño de los personajes en función al lienzo obedece a la misma relación de los tamaños de las figuras de Montero en otras de sus pinturas.
Efectivamente, es uno de esos temas clásicos, como dice Theran, que usaban los artistas académicos. Personalmente, tengo particular interés por el no encontrado lienzo El artista y su modelo, porque en la biografía del autor en algún momento se refiere amargamente a esa pintura, en el sentido de renegar de su propia suerte y atreverse a pintar una obra de esa naturaleza. Insisto, hubiera preferido a Montero haciendo cuadros de tipología neoclásica de acuerdo a su profesión y formación. En esta imagen "gris" Montero trata del arte, de la pintura, de los temas y motivos artísticos. El fue el único académico de su generación (se acostumbra triangular a Merino, Laso y Montero como generación de académicos pero no es así, no lo voy a explicar aquí). Ya escucho hablando a la crítica del áspecto social y las connotaciones políticas que "desprende" esta nueva obra, a las que haré oídos sordos. Sin embargo, más bien, ésta es otra pintura que aparece y que refuerza mi teoría que Montero no fue un pintor "liberal" en el sentido político de la palabra, sino eminenteme artístico. Socialmente, yo encuentro su postura "conservadora". Sé que esto lo detestan los actuales "liberales" que saben más de periodismo o historia que de arte, pero debemos acercarnos a la verdad.
Hay algo más que decir sobre La limeña en la hamaca pintada en 1855 y es que ese mismo año en París, Francisco Laso presentaba El habitante de la cordillera. Mucho se ha dicho que solo Laso fue el primero en pintar motivos peruanos, pero, y qué pasó con mencionar a Luis Montero con un tema tradicional limeño, ganando la aprobación de la prensa de Florencia; también, con mencionar que El Perú libre de Montero fue pintado antes, en 1848, en género alegórico. Muchos silencios.
Lamentablemente, cuando se realizan interpretaciones contextuales con escasa información formal, pasan tales omisiones y obviamente, mal interpretaciones. Incluso yo, que he estudiado a fondo a Luis Montero (le dediqué mi tesis hecha en diez años) considero que si tuviera que contextualizar al artista me faltan varias investigaciones como por ejemplo, estudiarlo, en Florencia, estando en la ciudad italiana; estudiarlo en Cuba, estudiarlo en Río de Janeiro, en Uruguay y en Argentina. Creo que incluso, estudiarlo aquí no más, en Piura, también eso hace falta. Entonces, no me atrevo a contextualizar ni sentar teorías interpretativas, por lo cual, me extraña lo que hacen quienes dicen ser "expertos" en esas miradas "panorámicas o enciclopédicas pero conocen tan poco a los artistas, su producción, su biografía, su estilo, sus géneros, etc. etc. etc."
Se han dado cuenta como no extraño hablar de Los funerales de Atahualpa. Casi nunco lo hago, salvo cuando estudio al artista en general porque no voy a omitir su gran pintura, pero no me distrae. A pesar que le dediqué a esa obra histórica varios apartados de mi trabajo pues, no fue ni todo, ni lo más importante. Y de momento, he sido el único que ha descrito a Los funerales de Atahualpa como "retrato mixto" (capítulo tres de mi tesis). Esa es la diferencia. Luis Montero no necesita a su gran obra maestra para resaltar birllantemente. Sin ella es un pintor trascendetal, con ella, dicen las fuentes, es el primer pintor del Perú, honor compartido con Francisco Laso.